viernes, 18 de noviembre de 2016

LA RETÓRICA: EL ARTE DE LA PERSUASIÓN
Angela Marcela Parra Poloche

·         Eco; U. (1974). La estructura ausente, introducción a la semiótica. Barcelona, España. Editorial Lumen. P. 150-166.

Umberto Eco en el capítulo 5: El mensaje persuasivo: La retórica, Sección A de su texto La estructura ausente, Introducción a la semiótica tiene como objetivo explicar de qué manera la retórica se presenta en cualquier relación comunicativa, sus funciones y cómo funciona esta. Eco empieza realizando una comparación de cómo se veía la retórica en la antigüedad clásica y cómo se ve ahora pasando por Aristóteles; explica la metáfora en la retórica; las contradicciones que se presentan en la retórica y los sentidos de esta palabra; los tipos de retórica; las fórmulas almacenadas en la retórica; de qué manera se pueden considerar los estímulos de la retórica; la relación que presenta con la ideología y los signos.

Umberto Eco nació en Alessandria, Italia el 5 de Enero de 1932 y falleció el 19 de Febrero de 2016 a sus 84 años de edad. Realizó un doctorado en filosofía en la Universidad de Turín; desde el año 1971 practicó su labor docente con cátedra de semiótica en la Universidad de Bolonia. Desarrolló una gran cantidad de obras, entre ella 7 novelas y 55 ensayos, los que principalmente hablaban sobre semiótica y lingüística tales como: Apuntes para una semiología de las comunicaciones visuales (1967), La estructura ausente, análisis de semiótica en edificaciones orientado al diseño arquitectónico (1968), Tratado de semiótica general (1977), Función y signo: la semiótica de la arquitectura (1980), entre muchos otros.

Eco menciona que durante varios siglos la reflexión convincente se ha codificado por medio de la retórica, siendo este el último término en la antigüedad clásica, partiendo de proposiciones factibles llegando a conclusiones basadas en la retórica, acudiendo a lo emotivo del oyente para lograr convencerlo. Hoy en día la retórica es usada como reflexión argumentativa indiscutible, consiguiendo que el interlocutor apoye esta premisa pues se alude a sus emociones y motivaciones. De esta manera, “la retórica entendida como arte de la persuasión” (Eco, p. 151), empieza a considerarse como una manera del meditar humano, movido por la duda, acondicionándose al contexto humano sea honestamente o con engaños.

Aristóteles hablaba  de tres tipos de razonamiento, el deliberativo (lo útil para la vida social), el judicial (lo justo o injusto)  y el epidíctico (desarrollado en elogios y censuras). Para lograr convencer al interlocutor, el discursante debe ofrecer unas premisas de las que no era posible dudar, algo muy usado en los anuncios publicitarios. Estas premisas en la antigüedad se reunían, enfrentadas muchas podían resultar contradictorias pero tomadas por aparte eran convincentes. Para captar la atención del oyente era necesario provocarla mediante las figuras traslativas y las figuras retóricas (Eco, p.152).

Mediante metáforas es posible explicar problemas que con dificultad se analizan a fondo siendo algo útil para la retórica; esto se puede realizar mediante conexiones que en muchas ocasiones tienen un mensaje ambiguo pues pocos pensarían en esa conexión pues puede ser inexistente, sin embargo, se pueden lograr por medio del lenguaje enriqueciendo al código uniendo dos significantes.

Por otro lado, existe una contradicción en la retórica; primero, la retórica centra la atención del oyente en un razonamiento que aún desconoce; segundo, esto se lleva a cabo partiendo de algo que el oyente ya sabe. Para resolver esto es importante distinguir dos sentidos que posee la palabra retórica; el primero como técnica generativa (mecanismos argumentativos persuasivos); el segundo como “depósito de técnicas argumentales ya comprobadas y asimiladas por el cuerpo social” (Eco, p.155). La retórica codifica las relaciones que aunque son inusitadas tienen la capacidad de componer el sistema de perspectivas del oyente.

Existe una retórica nutritiva que persuade por medio de lo que ya se conoce, tomando como punto de partida las premisas aprobadas sometiéndolas a una prueba de razón con la ayuda de otras premisas. También está la retórica consoladora apoyándose en las cosas previamente conocidas y adquiridas confirmando algo con lo que el interlocutor ya posee una concordancia.

La retórica almacena fórmulas como lo son: “Las soluciones estilísticas (artisticidad), sintagmas con un valor iconográfico fijo (disposición de los personajes), connotaciones prefijadas con valor emocional fijo (términos como “honor”, “valor, “amor, etc.) y pruebas extra-técnicas (recurso a soluciones de efecto emotivo)” (Eco, p. 157).

Una de las principales características única del signo es su capacidad de incitar las emociones y lo único más allá de esto son los estímulos, algunos pueden funcionar como signos si ser necesariamente codificados como signos, a pesar de que produzcan emociones, y pueden causar: reacciones automáticas y reacciones senso-motrices. Estos estímulos se pueden considerar a) desde el punto de vista del receptor, los cuales predisponen de sus emociones para interpretar el mensaje de determinada manera, y b) desde el punto de vista del transmisor, el cual conoce los efectos del estímulo. Estos son considerados “sistemas de estímulos presignificantes” (Eco, p. 158).

Las técnicas de la retórica remiten a algunas perspectivas ideológicas; hoy en día la retórica está bastante enlazada a las posiciones políticas y es más sencillo realizar un código que corresponda a la ideología propia. Pese a la estrecha relación entre ideología y retórica, ambos pueden actuar de una manera separada e independiente. Algo que es importante resaltar es que la semiótica enseña el movimiento continuo por el que la información es capaz de alterar los códigos y las ideologías transformándolas y renovándolas.

En conclusión, el texto se encuentra en lo correcto cuando menciona que la retórica posee un mensaje persuasivo puesto que se remite a la emotividad del oyente y a sus conocimientos previos, sin embargo, la retórica se encuentra estrechamente ligada a las ideologías del emisor, aunque esto no es completamente imperioso, pues es posible convencer al receptor aludiendo a su contexto y a un correcto uso de la retórica.

BIBLIOGRAFÍA:

·         http://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/eco.htm

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